Arcadio Rodríguez: «No cierro el final ni la trama de las novelas»

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Arcadio Rodríguez escribió su primera novela poco antes de cumplir los veinte años. Además de varios poemas que han ido publicándose en diferentes ediciones, como Alma de poeta, Versos en el aire II y Por amor a la poesía. Además tiene publicada la novela El Razonamiento del Kaláshnikov (2014), con prólogo de Félix Lasa, guitarrista del grupo musical Leize. Y El Asesino del Black Metal (2014) su tercera novela, con prólogo de Darshan, guitarra del grupo musical Atman. Durante más de diez años ha sido redactor de críticas de discos y entrevistas en diferentes medios dedicados al rock y al metal. Ha vivido en Villasimpliz, La Robla (ambos pueblos de León), Burjasot (Valencia), Gijón o Palencia, aunque actualmente está afincado en Burgos.





P.- Arcadio, ¿háblanos de Alderney, la isla del silencio?
 
R.- Hola María y resto de lectores. Mi octava novela está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y, principalmente, toca el asunto de las relaciones humanas, en concreto la amistad; en algunos casos la amistad malinterpretada y los intereses que surgen en torno a ella. 

P.- ¿Estamos ante una novela bélica?

R.- No quería hacer una novela bélica, creo que podría escribir una, pero es que me cuesta, no consigo encontrar una historia interesante si solo me dedico a narrar combates o misiones imposibles tras las líneas enemigas. Prefiero centrarme en cómo somos como personas, lo que nos impulsa para hacer lo que hacemos y encontré en Alderney algo que encajaba.

Isla de Alderney. Fuente: Condé Nast Traveller
P.- ¿Y qué fue lo que te convenció? 

R.- Las islas del canal de la Mancha (mandé una consulta a la RAE y me contestaron que todo en minúsculas menos el nombre del canal) fueron el único territorio británico ocupado por los alemanes en aquella guerra y, de todas, Alderney fue la única con campos de trabajo, que eran gestionados por las Waffen-SS, que no pertenecían a la Wehrmacht, las Fuerzas Armadas alemanas. Creí que ahí había una buena historia y la desarrollé durante unos dos años. 

2.- Recuerdo que en la anterior entrevista nos contaste que escribías una novela negra y una novela histórica. Llegó la histórica. ¿Te has tenido que documentar mucho?

R.- Por favor, si alguien conoce una novela en castellano y ambientada en Alderney, agradezco que me lo diga. Yo no he encontrado ninguna, solo un librillo titulado Esclavos de Hitler: Republicanos en los campos nazis del Canal de la Mancha, pero no era lo que buscaba. ¿La documentación? Pues ojito, porque en Internet una web sube información y otra lo copia, por lo que encontrar información veraz es muy complejo; y en papel, pues en papel he encontrado un par de libros, pero sin demasiados detalles. Documentar me documenté mucho, date cuenta de que en la novela también hay varios combates aéreos entre cazas ingleses y alemanes y aporto cierta información para enganchar al lector. 

P.- ¿Pero sigues escribiendo novela negra?

R.- Sí, de momento continúo escribiendo una novela negra y otra histórica, no sé, parece que me va bien así, digamos que me oxigeno y con las novelas negras no necesito rebuscar tanta información y rodearme de datos y datos que debo condensar de una manera entretenida para no resultar pedante, pues una novela es entretenimiento, no se trata de apabullar al lector y demostrarle lo mucho que sabes de un tema en concreto. 

P.- Es verdad que hay muy poco escrito de las islas del canal de la Mancha, ¿a qué crees que se debe?

R.- Al desconocimiento de un conflicto que fue enorme. ¿Dónde te centras? Pues las novelas, las películas y los libros de Historia han preferido centrarse en Stalingrado, el desembarco de Normandía, el campo de concentración de Auschwitz o la defensa de Berlín. Y es lógico, en las islas solo mandaron tropas sin experiencia en combate, con armamento anticuado y al poco les desatendieron, Hitler las quería solo como propaganda, pues consiguió invadir territorio británico y eso vendía gracias al ingenio de Goebbels, el ministro de Propaganda, y Winston Churchill las consideró indefendibles, así que se centró en la defensa de Gran Bretaña. Digamos que han pasado a la Historia sin pena ni gloria.

P.- Arthur Patrick Meyer es el protagonista de la historia, ¿cómo definirías a este personaje?, ¿cuáles son sus puntos débiles y fuertes?

R.- Arthur solo piensa en ganar la guerra y llegar vivo al final junto a Alfred y Anthony, los «Tres Ases», como son conocidos en su base. Es piloto de uno de los mejores cazas de su época, el Supermarine Spitfire, y creo que es de los buenos, pero como se explica en la novela el combate aéreo también precisa de mucha suerte. Y a él esta le abandona durante una misión, por lo que es derribado en un punto cercano a Alderney. Cómo llega a la isla y cómo saldrá de ella es algo que se desgrana en la historia. Arthur cree en la amistad, aún no le han traicionado demasiado. Y en Alderney tendrá que poner a prueba su lealtad, porque pronto descubrirá que es un prisionero especial y único del que ingleses y alemanes se servirán para diferentes propósitos.
 
P.- Las islas del canal de la Mancha no son muy conocidas. ¿Qué te atrae de Alderney, una isla de 5 kilómetros de largo, como para haber ambientado allí una historia? 

R.- En realidad ya he hecho dos novelas en esa isla, otra más en Jersey y otra en Guernsey. Cuatro novelas que verán la luz poco a poco. Es que yo soy de los que mira el telediario y no se cree todo lo que le cuentan. No me gustan las visiones únicas, porque al final te das cuenta de que cada uno narra la historia como le interesa y soy curioso por naturaleza. Dicen que cuando un matrimonio se separa está la versión de la mujer, la del hombre y después está la verdad. Si te crees lo primero que te cuentan eres un ingenuo.

P.- ¿Esta sensación te ha pasado con otras novelas? 

R.- Sobre este tipo de novelas ya me pasó con Oradour (Francia). No encontraba nada sobre esa aldea francesa masacrada por los nazis y me dije que tenía que escribir una novela sobre ello. Con Alderney me pasó exactamente lo mismo. Tenía que hacer algo allí, quería «viajar» a un lugar ocupado por los alemanes y ver qué podía sacar de todo ello sin ninguna referencia sobre cómo era realmente la vida. 

P.- 6.- Publicas con Círculo Rojo, ¿por qué decidiste cambiar de editorial?

R.- Hace un año edité con Eolas Ediciones de León. Publiqué con ellos El cineasta, que me parece una buena historia, pero las ventas no dicen lo mismo. No me gusta andarme por las ramas, soy muy claro hablando y las cosas están así: vendo muy poco. La editorial decidió no publicarme una segunda novela y lo comprendo, esto es un negocio y yo no cumplí las expectativas que habían depositado en mí, no tengo derecho a enfadarme. Tampoco voy a buscar culpables. Vales lo que vendes y yo vendo poco.

P.- ¿Y qué ha pasado entonces con Alderney?

R.- El caso es que la novela de Alderney está registrada en la Propiedad Intelectual en abril de 2016 y la publico dos años después. La he movido por varias editoriales y por concursos, no ha habido manera de llamar la atención. Así que me resigno y decido autopublicarla, porque en Círculo Rojo hay que pagar para que te impriman el libro. ¿Preferiría una editorial como Eolas Ediciones? Claro, son gente seria y se portaron muy bien conmigo, pero no cumplí sus expectativas y, como para mí todo esto de escribir y publicar es un pasatiempo y no me gano la vida con ello, pues me lanzo a autopublicar e intentar disfrutar de otra manera que supone más trabajo y menos difusión.
P.- ¿Cuáles son tus tácticas de venta? Es decir, ¿te promocionas en redes sociales, blogs, haces presentaciones, recorres España con un coche cargado de libros?

R.- Me promocionaba más hace un par de años. Pero me he cansado. Al final me resigno y sé que perderé dinero en cada libro que autopublique, pero mientras tenga ganas, imaginación e ilusión por escribir, seguiré aquí. La verdad es que apenas tengo vicios, la cerveza y tal, que está muy rica y siempre compro de las caras; pero bueno, puedo permitirme «perder» unos euros al final de año.

P.- Pese a todo, seguro que tienes seguidores. 
R.- Tengo mis clientes fijos, son pocos, pero la verdad es que son fieles. Amigos, familia y gente que le gusta cómo escribo y no la conozco en persona. Mil amores para ellos. Se interesaron por los títulos de mis libros y decidieron confiar en mis letras una y otra vez. Un lujo. Además doy la brasa a alguna biblioteca que me compra los libros a través de una librería con la que tengo trato. Luego ya es buscar gente como tú, o Las Chicas Britt (Rosalía y Martina) que se mueve sin intereses de entrevistar solo a escritores de editoriales que les mandan libros y con eso ya cierran filas. Mis compañeros de Metalcry.com y Friedhof-Magazine.com también me echan una mano.

P.- ¿Dónde has presentado tus novelas?

R.- He presentado en capitales como Burgos o León, y en pueblos como La Pola de Gordón o La Robla, al que siempre he considerado «mi pueblo», pero paso de moverme mucho. Mi familia es lo primero y no quiero andar de aquí para allá, dormir en pensiones y, al final, vender veinte libros. Prefiero ser pequeño pero seguir pasándomelo bien con lo que hago. Además muchas presentaciones son una ruina, no va, literalmente, nadie, y es un bajón anímico muy grande. Yo he tenido de esas presentaciones y salgo como para tirarme por un puente, que seguramente el río lleve mucho agua y esté fría, así que no me ahogaré, pero cogeré una buena pulmonía. He llegado a la conclusión de que estoy aquí para disfrutar sin más pretensiones que dejar buenas historias.

P.- Tienes varios escritos publicados, cuéntanos como estructuras tus obras una vez que toman forma en tu mente.

R.- Un caos. Mi cabeza es un caos… «Estás ausente» me dice la mujer muchas veces y llevo con ella veinte años, creo que me conoce lo suficiente. Con cada libro empiezo tomando notas en folios sueltos. Unas veces junto cinco y otras veinte, luego me gusta coger una revista y mirar las fotografías, recorto las que me interesan, las pego en un folio y les pongo nombre y descripción física muy por encima. Eso me ayuda a no hacerme mucho lío con los personajes. Hay mucho de la novela que está escrito en mi cabeza antes de ponerme a teclear, pero también hay mucha improvisación. Yo no cierro el final ni la trama de las novelas, muchas veces piensas que quedaría bien tal o cual cosa y luego, cuando vas desarrollando la historia, te das cuenta de que no va a funcionar o que necesitas algún personaje de más o de menos. Ciertamente es un proceso muy intuitivo.

P.- En confidencia, ¿qué novela de todas las que has escrito ha sido la que te ha dejado huella (para bien o para mal)?

R.- Bueno, Las ruinas de Leningrado me parece redonda, y El cineasta al principio iba a ser El escritor, pero decidí cambiar el título y la historia porque no creí que fuese demasiado interesante. Biográfica no, no llegaría tan lejos, pero todos hemos tenido problemas en la vida en los que decimos «No puedo caer más bajo» y zasca, te sobreviene algo que te hunde un poco más. Pues con El cineasta fue eso. Pero oculté tanto los problemas personales que nadie podría decir de qué estoy hablando. Solo es una novela de redención. 

P.- Supongo que cada novela es un mundo.  

R.- Sí, cada novela tiene su cosa, todo tuvo su momento y una te lleva a la otra. Al final si no te equivocas es que no lo has intentado y, aunque mejoraría cosas en algunas de ellas, me siento satisfecho cuando pienso en el día en que escribí cada una de las ocho que llevo editadas y decidí que verían la luz.

P.- ¿Podrías recomendarnos alguna novela de tema bélico?

R.- La última isla de David López Cabia o Matadero cinco de Kurt Vonnegut. Ambas me gustaron en su momento, una es de un chico de Burgos que, como quien dice, está empezando en esto y la otra es un clásico.



María, muchas gracias por tu apoyo, eres un cielo. Y al resto de los lectores, buscar en Google imágenes de Alderney, tiene cosas preciosas.

¿Dónde podemos encontrarlo?
Facebook: Arcadio Rodríguez
Twitter: @arcadiotocino 


Entrevista realizada por María Bravo. 
 


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